Los antiguos propietarios de la casona colonial compartieron recuerdos y detalles de la historia del edificio, hoy sede de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural.
Betina y Edgardo García Puló, antiguos residentes de la histórica casona de Caseros 962, realizaron una emotiva visita al que fuera su hogar familiar y que actualmente alberga la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de Salta. Fueron acompañados por la arquitecta Sonia Aguilar, de la Dirección de Patrimonio Urbanístico (DiPAUS), y Jorgelina Flores Barrantes, en un recorrido que combinó memoria, historia y afecto.
El edificio, que data del siglo XVIII, es una de las joyas arquitectónicas más valiosas de la ciudad. Se trata de una de las pocas casas de alto de dos plantas construidas durante el apogeo cultural y comercial de la época colonial. La propiedad perteneció originalmente a familiares del General Güemes, antepasados de los García Puló. Según relataron, sus padres nacieron en esa misma casa, que guarda todavía el eco de la vida cotidiana de varias generaciones.
Carlos García Puló, padre de Betina, adquirió la vivienda a sus parientes en 1948 y emprendió una cuidadosa restauración para devolverle su fisonomía colonial, ya que a comienzos del siglo XX había sido remodelada siguiendo la moda francesa imperante. Décadas más tarde, en los años 60, la casa pasó a manos de la gobernación provincial. Primero albergó la Biblioteca Provincial, actualmente ubicada en Sarmiento y Belgrano, y luego se convirtió en sede de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural.
Durante la visita, los hermanos destacaron la conservación de los espacios originales y la nobleza de los materiales que aún subsisten. Las gruesas paredes de adobe recubiertas con ladrillos, las vigas de quebracho, los pisos de palo santo y la carpintería de cedro revelan el valor patrimonial de la construcción, testimonio vivo de la historia salteña.