Programa Qhapaq Ñan
Subsecretaría de Patrimonio Cultural
Patrimonio de los Salteños. Patrimonio de la Humanidad
Qhapaq Ñan significa “camino (ñan) principal (qhapaq)” en lengua quechua y se refiere al camino andino prehispánico que llegó a recorrer cerca de 6000kms en sentido norte-sur. Alcanzó su máxima extensión en la etapa incaica, por lo que es frecuente que se lo mencione como Camino del Inca.
El Proyecto Qhapaq Ñan se inicia en el año 2002 a través de una instancia de integración entre los países de Argentina, Perú, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Tiene el objetivo principal de investigar, reconocer el valor patrimonial y conservar el Qhapaq Ñan a través del trabajo conjunto de los Estados Nacionales, Provinciales y las Comunidades locales. Este Proyecto promovió su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
A lo largo de la cordillera andina, desde Ecuador hasta la distante Mendoza, atravesando los más agrestes y variados paisajes, salvando vados abismales, cruzando pantanos, lagos, desiertos, altas cumbres y tupidas selvas, se dibuja sobre el paisaje una red de caminos de por lo menos 23.000 kilómetros de extensión.
El Qhapaq ñan o Inka ñan (camino del Inca) era en realidad mucho mas que una simple vialidad que unía las diferentes geografías y ecosistemas del Tahuantinsuyu, representaba la presencia simbólica del poder y autoridad del Estado Inca, cuyo uso era exclusivo de sus miembros, existiendo un riguroso control mediante puestos de observación y vigilancia distribuidos de manera equidistante y conectados visualmente entre sí. Además, los Tampus o Tambos que eran los alojamientos para el Inca o los viajeros en misión oficial, como así también especies de depósitos donde se almacenaba comida, leña, forraje, ropas, armas y otros tantos productos necesarios para el incanato y su sistema de control estatal.
Los caminos incaicos fueron erigidos con una finalidad práctica en función del tráfico pedestre de hombres (entre los que se encuentran los conocidos chasquis o mensajeros) y animales, es decir las llamas, que con su capacidad de transportar entre 30 y 40 Kg en su lomo, eran muy utilizadas para el traslado de minerales y productos de toda índole entre diferentes regiones del imperio.
A pesar de los miles de kilómetros en que se entretejen estos caminos arqueológicos existen similitudes constructivas que los hacen característicos y únicos. Donde el terreno era aplanado trazaban una recta perfecta, a veces de varios kilómetros como el caso de la recta de Tin Tin, actual ruta vehicular de los Valles Calchaquíes que fuera otrora camino precolombino; otro elemento distintivo fue el de unir dos puntos o localidades empleando la menor distancia posible, sin por ello olvidar u obviar la disponibilidad de agua y la menor inclinación del terreno. Las diferentes técnicas aplicadas a la construcción de estos caminos se adaptaban sobremanera a los viajeros, cuyo objetivo se orientaba a reducir a la mínima expresión el esfuerzo y desgaste físico.
Aunque otras culturas como los Mochicas o Tiahuanacos ya poseían sistemas viales, fueron los Incas quienes mejoraron y adaptaron lo existente, construyeron otro tanto donde fue necesario y potenciaron toda la red vial con un sentido geopolítico y logístico estatal asombroso, hecho que no deja de sorprendernos y causar admiración.
Fuente: Fragmento del Articulo: “Los ancestrales caminos incas como patrimonio de la humanidad. El Proyecto Qhapaq Ñan – Sistema vial andino”. Christian Vitry.
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